Por: ALM
El tropezón del capitalismo global con la crisis financiera en Estados Unidos puso a soñar a los etiquetados como “nostálgicos del comunismo” como el principio del fin de un sistema asfixiante y demoledor donde el Dios mercado poco a poco iba perdiendo su poder.
Ya curados en salud, y rememorando el dicho de que un resbalón no es caída, los socialistas bajaron el ímpetu y sus expectativas se centraron en analizar que sucederá con la maquinaria del Imperio y su dominio global ahora que sus propios ciudadanos ven con desdén como el idolatrado sueño americano se escurre de un solo plumazo a las arcas de Lemhan Brothers y compañía.
Algo claro es que el capitalismo no va a desaparecer, al menos no por ahora. Y como buen seudo intelectual chiro de izquierda, es necesario comenzar a producir respuestas a miles de ciudadanos en el mundo que han perdido la fe en un sistema que de a poco, se va apoderando hasta de la máxima de su pensamiento liberal: la libertad individual.
Revisando unos viejos apuntes, me encontré con un librito donde Eric Olin Wright, plantea tres propuestas utópicas reales para socavar la desigualdad entre humanos sin salir del capitalismo. Una premisa que es común en cualquier tendencia de izquierda, desde los socialistas utópicos del siglo XIX, los marxistas, los anarquistas de izquierda y los demócratas sociales.
Entre sus propuestas, una me llamó la atención sobremanera. Era el llamado subsidio único. Funciona de esta manera: A la edad de 21 años, cada ciudadano recibe una suma de dinero-un subsidio único- ¡de 80.000 dólares! Para utilizarla como crea conveniente. Este dinero puede ser entregado de contado o en cuotas anuales por el resto de la vida
El subsidio, planteada bajo el esquema financiero de EE.UU., tiene un proceso de recaudación: un impuesto a la riqueza del 2% y un impuesto al patrimonio sucesorio con le cual, antes de que un puede heredar algo, la suma de 80.000 dólares será devuelta a la sociedad.
Aunque suena un poco inverosímil, esta idea pretende calar un componente clásico del socialismo el sistema capitalista actual con resultados muy alentadores: Este subsidio único reduce la desigualdad de oportunidad que afrontan los jóvenes al entrar a diferentes mercados dependiendo de diferentes niveles de recursos familiares para financiar sus planes de vida, los cuales pueden ir desde la compra de una casa o emprendimiento de un negocio, hasta la pérdida del dinero en una noche de casino. Una mezcla perfecta de igualdad y libertad del individuo.
¿Queda esto como una simple teoría? No estoy tan seguro. No vayamos tan lejos, aquí mismo se está cocinando una propuesta parecida en la nueva Constitución. Se trata del seguro universal para amas de casa, trabajadores informales, agrícolas y desempleados (art. 34).
Este salario o seguro universal guarda casi las mismas características que el subsidio único, con la diferencia que la idea local busca cubrir las desigualdades de las personas luego de su etapa productiva, mientras el yanqui apuesta por una estandarización de las oportunidades para el desarrollo económico y social de los nuevos adultos.
Pese a las réplicas y malas caras que la derecha a puesto a la idea del Gobierno, calificándola como “inalcanzable”, su financiamiento es completamente viable: excedentes petroleros, fuerte política tributaria, impuestos a la herencia y riqueza, inversión de fondos del IESS, en fin. Lo básico acá no es le dinero, sino la voluntad política.
Los escritos de Wright reposan desde el 99 en varios libros de ciencias sociales sin uso práctico en Norteamérica, pero a lo mejor sin conocimiento pleno, su modelo se piensa aplicar con las modificaciones del caso en el estado ecuatoriano. Un punto a favor del gobierno de PAIS, quien sin tener siquiera una tendencia socialdemócrata comprometida, a apuntado su artillería a la conquista de propuestas utópicas, que pueden ser reales.
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