Le llaman Calentamiento Social

Por: ALM

Lo escuché en la tele desde mi cuarto. El término inmediatamente llamó mi atención. ¡Sí o no que es marketero! Hasta la patas diría mi pana Pucho. ¡Calentamiento Social! Imagínate! Con un ágil juego de palabras, pasamos de la incandescente situación de la Pacha Mama a los ánimos caldeados de una masa descontenta y arisca.

Me puse la última media y tomé el control para subir el volumen, quería saber más de esa paráfrasis ingeniosa. Pero que va, era el as bajo la manga de los del cerro para soportar toda una hora al insoportable de Artieda, una jugarreta bochornosa en busca del rating Guapo vera perdido, en fin, la espera prometía.

Pero cuando vi que un señorito gringo se sentó frente al Artieda comenzó mi desilusión (perdón por los prejuicios) pero si en la propaganda intermedia anunciando el tema salía la imagen de una avalancha de cholos protestando, esperaba otro representante de la “nueva ola”.

Entonces vino lo más difícil de digerir. El yanqui comenzó a tratar sobre los negocios inclusivos, microfinanzas, y un poco de tips de cómo ingresar a la gente a la lógica capitalista actual. Luego nombraron a los expositores del foro: Carlos Meza, ex presidente boliviano (de derecha), varios especialistas en finanzas (cortesía: Cámaras de la Producción) y el gran moderador: Carlos Vera.

Tiempo literalmente lanzado al tacho. Mientras me desespero por encontrar la corbata me pregunto: ¿A quién quieren comer al cuento con su idea del Calentamiento Social? No comprenden que los pueblos no quieren “inclusión” en su modelo economicista de poco sentido ético. Lo que se busca es una economía que sea manejada por el hombre, que se recree constantemente, que fomente la calidad y no la cantidad.

Además, “incluir” no es calentar, no llega ni a tibio. Alguien no les explico a estos señores que el verdadero calentamiento social hace rato se inició en Ecuador y el mundo, solo que sin apelativos estrafalarios y mercantileros, pero con marcadas tendencias progresistas y humanistas.

Para refrescarnos la memoria, nuestro calentamiento Social se comenzó a sentir por allá en 1922, o talvez antes. Mientras el naciente capital fomentaba la desigualdad, los obreros eran explotados y los pobres marginados, un arrogante Luis Tamayo rompió la capa de ozono enviando a los militares a disparar al bulto. El pueblo indignado le puso el pecho a las balas y su huella a la historia.

De ahí en adelante las masas incorregibles demostraron su calentamiento cada vez que la situación lo ameritaba. En la venta de la patria por Arroyo del Río, la Gloriosa de 1944, las decenas de huelgas estudiantiles, los Carajazos contra el León dictador, la lucha de Proaño por los indios, el levantamiento indígena, la camioneta de Abdalá, y el “vire” a Mahuad y el dictocráta son solo algunos ejemplos de la rebelión social, de la búsqueda de nuevos senderos de democracia.

Hoy, ante la inevitable caída del capitalismo víctima de sus mismas contradicciones. Millones de hombres y mujeres dan muestras de rebelión: contra el sistema económico, contra los estigmas raciales, contra los chantajes religiosos, contra la información manipulada. El verdadero Calentamiento Social está que hierve…

Una lástima ver como una analogía tan interesante por su contenido mediático es desperdiciada en eventos de poca monta que buscan inventar el agua tibia. Pero no es la primera vez que la derecha reprogramada busca utilizar planteamientos sociales de izquierda para acaparar la atención y uno que otro incauto desprevenido.

Calentamiento…. Ja!
Caliente estoy yo porque por ver tonteras ya llegué tarde al trabajo de nuevo…
Ya me “incluí” solito a la lista de multados.

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