Por: ALM
El proceso histórico que se realizó el pasado domingo quedará en el anecdotario de de vida política y republicana del Ecuador como un intento válido pero fallido de alcanzar un nivel de democracia plena al interior de los partidos políticos.
La apuesta que tuvo Movimiento País y sus múltiples derivaciones de representar ante la opinión pública y la presión mediática el ser un espacio ordenado, democrático y unido se perdió antes de iniciar el proceso, cuando sin la experiencia previa, los desajustes en la logística del día de elecciones pasaron factura a las intenciones pluralistas de su buró nacional.
Pero lejos de señalar con el dedo el desatino organizacional del proceso electoral, común en muchas ocasiones, el resultado de estas primarias tan solo muestra la importancia de que antes de jugar al democrático, debemos tener las reglas claras.
Primero. Reconocer que la necesidad tácita para iniciar una elección primaria es tener la condición natural de partido político. Una estructura sólida de afiliados o militantes que responden al llamado de sus líderes de manera obediente y desinteresada. PAIS es solo un movimiento, de estructura amplia pero desorganizada, con un organigrama a nivel nacional que goza de una cierta ramificación vertical, pero carece de una legitimación estatutaria.
Segundo. Para lograr la estructura de un partido político es imprescindible tener definido el ideario político. En PAIS hace rato que sus integrantes no se ubican ideológicamente hablando. Sin una postura política-histórica firme que trace la línea de pensamiento único del movimiento, será imposible concretar un espacio de consenso y producción de cuadros que respondan a las necesidades del pueblo y abanderen el proyecto político del régimen.
Tercero. Definir un ideario político único necesita de un cuerpo único de decisiones. PAIS se presenta como un fuerte tronco donde en realidad las decenas de ramas halan para su propio lado. Las múltiples organizaciones que se unieron al proyecto de la Revolución Ciudadana en el camino, pese a estar bajo una sola directriz nacional, siguen generando agendas propias.
Entonces no fueron primarias entre militantes de un mismo movimiento, fueron elecciones entre candidatos de diferentes organizaciones política agrupadas en un mismo bando (o eso parece ser) lo que mostró que al final priman las áreas ya demarcadas con anterioridad, y no la búsqueda de un proyecto político en común.
Si la cúpula del movimiento político más fuerte e importante de los últimos dos años intenta seguir tapando el sol con un dedo, asegurando que son unos cuantos “infiltrados” el problema superior, en el desarrollo de nuevos procesos políticos se dará cuenta como una estructura resquebrajada puede sucumbir ante las maquinarias políticas de antaño de la mermada partidocracia, y ahí no habrá figura presidencial ni marketing político que aguante la caña.
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