Por: Ángel Largo M.
Quiero aclarar algunos sentimientos encontrados de amigos míos que sintieron herido a traición su orgullo “correísta” por mi post de Beto y Enrique.
Vamos por partes. Primero, lo que hice fue actuar con sentido común, mi ideología es de izquierda, un tanto más radical que el gobierno verde limón. No es que reniego del accionar alentador y progresista del presidente, pero si apunto algunos errores o cosas por mejorar que el sí crítico que marqué en la papeleta me da derecho a señalar.
Segundo. Defiendo a ultranza el derecho humano, y ahora constitucional, a la protesta y rechazo. Todos los movimientos sociales deben hacerse sentir, sin llegar a los extremos de violencia, y promulgar lo que su lógica subversiva al sistema les motiva, siempre y cuando, léase bien, sus exigencias rayen en el sentido común.
De eso trata el punto tercero. ¿Dónde está el razonar lógico de estudiantes y Gobierno? La situación borrascosa de la universidad gratuita se complica cada día más, sin luces de acuerdo cercano lo que significa un problema para el Estado, incertidumbre para alumnos y comidilla para los medios.
La FEUE, que tuvo un accionar inteligente y decidido durante la campaña al referéndum, tiene que apaciguar un poco las aguas. No se puede salir a desestabilizar el contenido y supremacía de una novel Carta Magna que se apoyó con el corazón y la razón sin ni siquiera estar publicada en el Registro Oficial ¡Todavía no estaba vigente y ya se estaba pidiendo gratuidad en la u! Pedido justo pero apresurado.
En cambio, el Gobierno tampoco hizo gala de mucha inteligencia. Poner al Senplades a formular figuras o presupuestos que definan la responsabilidad académica que la Constitución determina para la gratuidad educativa es una acción poco lógica ¿Lo sensato no sería esperar que la Asamblea defina la nueva ley de Educación Superior? o por lo menos ¿Asegurar si el Conesup continúa o no? La premura no es compañera de la estrategia, una vez más, comprobado.
Al parecer, a varios actores políticos y sociales la efervescencia de las elecciones les sigue rondando la cabeza, sin detenerse a pensar o meditar, solo actuar. ¿Es mucho pedir usar la lógica en asuntos tan importantes para la nación? No vaya a ser que el sentido cada vez es menos común y más elitista… o pelucón, como más le guste.
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