¿Pluralismo? mmmmm...

Esta mañana en su columna en El Universo, el articulista Simón Pachano hace referencia a la veintena de columnistas de El Telégrafo que decidieron dejar de pertenecer al diario público, aunque dentro de su análisis, llega a una conclusión que no deja de sorprenderme.

Según Pachano, en una visión que merece todo el respeto, “los abajo firmantes” como identifica a los ex Telégrafo, cumplían esas funciones en el diario gracias a su identificación ideológica (de izquierda por cierto y, en ocasiones muy alejadas de la visión gobiernista) y no simplemente por sus cualidades y capacidades como analistas.

Pues bien, no me queda más que darle toda la razón a Simón. Era obvio y conocido que las plumas intelectuales que llenaron el espacio de Opinión y Debate de El Telégrafo tienen una ideología progresista, y en su mayoría, con una gran capacidad de análisis que volvía a la sección uno de los puntuales del medio público.

La pregunta entonces no es si su orientación ideológica les permitió su presencia en esos espacios, sino ¿en que otro medio privado se les hubiera permitido lo mismo? O seamos más puntuales todavía ¿Lo que habla Pachano en el artículo sobre introducir el “pluralismo”, se práctica actualmente en El Universo?

Los invito amables lectores a abrir las páginas del “Mayor Diario Nacional” y encontrar en su espacio de opinión alguna columna con pensamiento de izquierda. Es un ejercicio entretenido, aunque complicado. Más allá de la buena pluma y conocida trayectoria de sus columnistas, sin contar la transparencia de las palabras de Bernard y un consecuente Fernando Balseca, irremediablemente casi todos llevan una orientación ideológicamente a la derecha.

Recuerdo bien que un año atrás, yo como fiel lector de estas columnas me detenía a leer a Xavier Flores, como una bocanada de aire entre tanto oleaje conservador y de tirria a todo lo que hace, piensa y proyecta el Gobierno (en plumas de algunos un hecho de lo mas cansón). Pero de repente, y así por así, la “pluralidad” del periódico quedó desdibujada, simplemente porque al editor de la sección no le gustaba que el articulista tenga una visión cercana a la otra orilla.

Entonces, conociendo la lógica de las empresas de comunicación, sean privadas o públicas ¿Qué tanto sorprende la decisión de los ex columnistas de El Telégrafo? ¿Es en verdad, un mal precedente como dice Pachano o solo la reproducción del modelo de comunicación de masas que impera en el sistema?

El pluralismo no es a cuentagotas, es o no es. Las pocas voces progresistas de El Universo se comparan a las que no comulgaban con la nueva línea editorial de El Telégrafo, con la diferencia que en el segundo caso, decidieron una veintena, dejar el camino libre. Entonces, dejemos de crear fantasmas que han existido toda la vida, y pongámonos el traje de la certeza que así es como funciona, aquí o allá.

Todo lo explícito aquí, en el uso irrestricto de mi libertas de opinión (esto va porsiacaso) y de ideología por supuesto.

2 comentarios:

quark schiz dijo...

Veo entendible, hasta cierto punto, que la línea editorial de un diario como El Telégrafo sea afín, si bien no necesariamente a la política del Gobierno, sí al Estado (en abstracto), por ser un medio de comunicación financiado a pérdida con dinero público. Ni modo.

No obstante, un postura que favorezca al Estado como herramienta administrativa no necesariamente significa ser de izquierda. Los democristianos no se encuentran en las antípodas de los socialdemócratas. Y sin embargo, sí era un diario de izquierda (de la progre). Pero no tenía por qué serlo; ni debía. Y si sobrevivió por un par de años fue solamente porque, convenientemente con los intereses del Gobierno, despuntó más como una panfletaria fuerza de choque contra los medios tradicionales que como un medio público. Eso estuvo claro. Carol Murmurillo llamó a El Telégrafo 'contrapoder fáctico' y Correa ladraba desde sus peroratas sabatinas cosas como: 'Ya no lean diario El Perverso, lean diario El Telégrafo' (sabiendo que a ese hombre, un facho por cierto, le quita el sueño cualquiera que se ponga en su contra, esas exhortaciones son muy elocuentes). Ahora está claro que el Gobierno siempre pensó en desarrollar los así llamados medios públicos como un instrumento político más.

Si aprietas mucho abarcas poco. El target del El Telégrafo, si le creemos a la propaganda, era más que ambicioso: la totalidad del mercado (porque tod@s dizqqe estabamos incluídos). Pero ni siquiera le atinaron a lo marginal (ni a lo marginal de la izquierda).

Ángel Largo Méndez dijo...

Gracias por participar.

Me quedo con tu frase final, el que aprieta mucho abarca poco, y hago referencia de esto a la politica comunicativa del Gobierno. Los espacios de masificación de datos que tiene el Ejecutivo es inmenso, nunca antes viato en el país, pero ¿cumple las expectativas o los resultados previstos? ¿hay una verdadera carrera contra lo que informas los medios privados? es decir, sean de derecha, izquierda o lo que sea ¿se comunica eficientemente lo que hace el Gobierno como administrador del Estado?

Cunado una politica comunicacional indefinida se apodera de espacios públicos y privados para su difusion el resultado siempre sera un híbrido que no va ni pa atras ni pa lante. Cuando el Telegrafo busco un espacio entre la enredadera comunicativa del Gobierno, se encontro envuelto en una limitaciones no especificas de su linea editorial o contenido periodistico, sino de la base de su figura administrativa como "modelo de diario publico" entendida desde la logica del Gobierno de turno.

Pero bue... asi estan las cosas