Si la Cámara de representantes de Colombia dice sí, los paisas, América Latina, las FARC y Correa tendrán Uribe para rato. De una decisión legislativa, donde la mayoría es de tinte gobiernista, depende la segunda reelección del mandatario colombiano y de ser así, su seguro tercer mandato.
Veamos. Cuatro años más al poder, una reforma legislativa, una oposición derrotada, un referendo aprobatorio, la segura reelección por el apoyo popular. ¿A quién le recuerdan estos parámetros? Si Chávez le vino a la cabeza, está en lo correcto, pero Uribe, la contracara ideológica del presidente venezolano en la región, está a punto de repetir la misma dosis. Me pregunto ¿dónde está la indignación de la oposición reflejada la prensa? ¿Los analistas y opinólogos de siempre, no deberían estarse rasgando las vestiduras? ¿La CNN ya le dijo dictador a Uribe? ¡despirten señores!¡Este presidente quiere perennizarse en el poder! ¿O es que a nadie le importa lo que pasa en Colombia?
Con más de ocho años en el poder, y una serie de problemas al interior con escándalos de sus subalternos, tensas relaciones con Venezuela y Ecuador, una guerra sin par contra la guerrilla que no respeta nada ni nadie, la pasmosa popularidad del líder derechista lo ha blindado de cualquier ataque hasta el punto de ser inamovible e intocable. Si la aprobación de su segunda reelección seguida es un hecho, actualmente un 84 % de colombianos votarían por él, barriendo por completo a cualquier contendor.
A esto el periodista independiente colombiano Mario Molina, en su página web
http://www.mariomorales.info/ le suma otro ingrediente: su estrategia de comunicación. Repetir, repetir y repetir las acusaciones contra sus adversarios políticos hasta la saciedad. En la Colombia de hoy, es imposible ignorar lo que dice el Presidente. Siempre será noticia. Uribe es la mayor celebridad del país. Según Molina, las declaraciones estratégicas de Uribe cambian la agenda rápidamente y le permiten sortear los escándalos internos poniendo el foco de atención de los colombianos en otros temas. Esto, claro, con la caja de resonancia de los medios de comunicación.
En sintonía con lo que dice Molina, los medios de comunicación en la región comulgan con el apoyo tácito a Uribe que representa en sí la única cara visible del neoliberalismo en la región, la misma que Alan García no vende mediáticamente. Enarbolado por la prensa extranjera como ejemplo y contradictor principal del “eje del mal”, poco o nada importa que una jugarreta política de un congreso mayoritariamente a su favor le permita cinco años más en el poder. ¿Si Chávez y Correa hicieron lo mismo, porque tanto escándalo en ese entonces?
Dirán los entendidos en la materia que Uribe respeta irrestrictamente la libertad de expresión. Claro, su libertad de expresión, arropada en la estructura privada y empresarial de la SIP y sus allegados en todo el continente, capaces de desacreditar los procesos en Ecuador y Venezuela, pero inmutables ante el proceso personalista en Colombia, similar en características a estos dos países, con la única diferencia de respetar las tendencias conservadoras y parcializadas de los medios.