Una prueba ¿qué prueba?



En pocos días 120.000 maestros públicos tomarán el puesto de sus alumnos para recibir el examen del profe Estado. La polémica evaluación docente, cargada de una fuerte intromisión política por el MPD y el Gobierno, busca ser el primer paliativo para reorganizar un sistema educativo decadente de los últimos 50 años, y que mejor forma de sacudir el tapete que probando las virtudes de la materia prima. ¿Puede una prueba medir la calidad de educación? ¿Una evaluación determina si el individuo es bueno, malo o mediocre?

Como si fuera un dejavú, los profesores miran con susto de adolescente antes el examen la prueba originaria del Ministerio de Educación. El arma letal para dejar o salvar de años a cientos de estudiantes, se vuelve en contra a manera de máquina flageladora. Y es que tienen conciencia de que tres horas de rayados no determinan la calidad de educación que ellos imprimen, tan solo un esbozo de conocimientos refrescados y memorizados.

En 1999, un profesor norteamericano de la Universidad de California, James Popham, publicó un artículo titulado ¿Por qué las pruebas estandarizadas no miden la calidad educativa? acerca de las pruebas realizadas a estudiantes estadounidenses a finales del siglo XX para medir la calidad de educación que reciben. Pophan señala que las pruebas estandarizadas de logros hacen una excelente labor suministrando evidencia respecto a los conocimientos y destrezas de los estudiantes, pero no deberían ser usadas para evaluar la calidad de sus maestros.

Para Popham, las pruebas estandarizadas de logros tienen la misión de medir algo distinto de cuan buena o mala es una escuela. Cuando los estudiantes realizan esta prueba, un factor importante en su rendimiento es la realidad socio/económica en que se desenvuelve, ya que la mayoría de destrezas aprendidas se correlacionan con el entorno fuera de la escuela o colegio donde se desenvuelven, desarrollando así diferencias entre estudiantes de diferentes escenarios o realidades sociales.

En el caso de evaluación docente, las pruebas estándar que se aplicarán a los maestros logran identificar los conocimientos actuales de los profesores, determinados en gran medida por su realidad socio/económica ¿Qué tanto puede rendir un maestro que gano promedio $ 200 mensuales, sin capacitación permanente y con un gremio profesional más preocupado de utilizarlos como plataforma partidista? ¿Rendirá igual un profesor de décima categoría que uno que apenas inicia la carrera docente?

De la misma forma, la prueba no medirá por completo la calidad de educación que el Estado ha aportado a sus educadores en las últimas décadas, una de las causas reales del atraso formativo en el país. Vallejo lo sabe, y por eso la evaluación docente no es más que un filtro ahorrador de dinero, ya que no cuesta igual capacitar y actualizar a 120 mil maestros que a un 30 o 40% que salga mal en las pruebas. Con la actualización de conocimientos durante un año, recién ahí, iniciará una verdadera recompostura del sistema educativo ecuatoriano, esquiva por décadas gracias al quemeimportismo estatal.

1 comentarios:

Roberto dijo...

Los supergenios de EL UNIVERSO van a tener que reemplazar a los maestros que no puedan pasar la prueba ...ojo que estos en su mayor parte vienen de colegios particulares...