Reconocer al enemigo


La construcción de un Imperio mundial, cuya estructura política, constitución legal y soberanía sobrepasen los límites de los Estados-nación actuales, ha sido un anhelo de los pequeños grupos aristocráticos repartidos por todo el planeta. Este control biopólítico de la sociedad, capaz de normar la reproducción orgánica del ser humano, fue abordada por los científicos sociales Michael Hardt y Toni Negri en su obra Imperio, la cual presenta un estudio riguroso de la realidad objetiva del destino pos neoliberal del planeta, que va hacia una globalización completa del poder capital de las corporaciones y agentes multinacionales, donde la presencia del gobierno EE.UU. solo funciona como un símbolo monárquico que responde a intereses detrás de la cortina.

Luego de una década de su publicación y su discusión alrededor del mundo, el mensaje casi profético de sus autores aún es incomprendido por la mayoría de espacios progresistas alrededor del planeta, la base lógica de la llamada “multitud” por Hardt y Negri. Los autores pretenden interiorizar la lucha de clases como un ejercicio mundial, no como un engranaje nacionalista y aislado, indiferente a la situación supraestatal de la época, que enfoque sus fuerzas para combatir a las instituciones internacionales que manejan el sistema financiero mundial.

Dentro de este marco conceptual del nuevo siglo, América del Sur ha equivocado el camino revolucionario. Cómo respuestas al imperialismo norteamericano, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua aparecen como referentes de una guerra cuyo destino debería ser la lucha democrática contra el poder corporativo mundial en los estados progresistas, que para una mayor cohesión, deben despojarse del sentimiento nacionalista absoluto y abrir sus fronteras para el empuje a una ciudadanía global organizada. Sin embargo, fallan en su ideal máximo, al limitar la expansión de una multitud contestaría y dejarse arrastrar por el dominio autocrático de los poderes corporativos empresariales.

Es así como revolución bolivariana sucumbe ante los placeres de las negociaciones petroleras con las multinacionales estadounidenses, Evo ve naufragar su reforma agraria ante los intereses económicos de los acuerdos económicos de la oligarquía sucreña, y la revolución ciudadana se ve inútil ante el control del suministro de dinero de La reserva federal estadounidense, capaza de cobrar intereses a su propio gobierno por la emisión de moneda, situación que se vuelve drástica cuando se exporta dólares a terceros.

Mientras los países del nuevo socialismo se desgastan en retóricas antiestadounidenses, como crear una nueva OEA sin ellos, corporaciones mundiales como Microsoft dan muestra de su poderío omnipresente profundizando el bloqueo tecnológico en Cuba con la cancelación del Messenger en la isla. ¿Chávez, Evo y Correa serán capaces de dirigir sus esfuerzos para la lucha coordinada contra la aristocracia supranacional? No. La respuesta a un enemigo de fronteras invisibles debe ser un espacio congruente de nacionalidad única, un proletariado total y sin bandera, indiferente para los procesos sudamericanos carentes de una ciudadanía activa identificable. Es la llamada “multitud” despreciada por los poderes locales, y que para su expansión no solo deberá luchar contra el Imperio global dominante, sino que contra todo pronóstico, ante los agonizantes estados-nación tercermundistas absorbidos en la utopía nacional-socialista.

3 comentarios:

Silvana Tapia dijo...

Siempre es bueno leer tu blog cuando una ha pasado uno de esos días en que hasta los pájaros en los arboles parecen consumidores. beso.

LOLA dijo...

YO SI APUESTO PORQUE ALGÚN DÍA SE ACABEN LAS FRONYERAS Y EL SER HUMANO SE SIENTA VERDADERAMENTE CIUDADANO DEL MUNDO.

LOLA CIENFUEGOS

Ángel Largo Méndez dijo...

Gracias Silvi y Lola por los comnetarios.

La ciudadanía global es un anhelo de la multitud que Hardt y Negri plasma en su obra y apra mi concepto necesita se rtratado con mas responsabilidad por los movimientos sociales y los gobiernos progresistas. Es la base de la revolucíon, la única capaz de contrarrestar a un enemigo sin frotneras como es el Imperio mundial.

Saludos