El Felizómetro


Por:ALM
El viernes anterior observé una noticia de Ecuavisa que, por al contenido central de la nota, me causó mucha gracia. Era sobre el anuncio del Gobierno que, sustentando en reportes estadísticos (¿?) asegura que la gente en Ecuador es cada día más feliz, premisa que precisamente la entrega periodística se encargaría de desvirtuar.

La nota explicaba que los resultados de una encuesta realizada en todo el país demostraban que en los últimos 24 meses, en una simple coincidencia con el inicio de la Revolución Ciudadana, la gente era “más feliz” en comparación con años anteriores. Ante tamaña afirmación social, el reportero salió a preguntarle a las personas si se sentían felices, a lo cual muchos respondieron que no, por diferentes motivos: que no hay trabajo, la leche sube, no alcanza la plata, etc, etc.

El resultado final del reportaje mostraba que, pese a todo lo mal que le está yendo a los ecuatorianos con los desaciertos económicos del Gobierno verde limón, el Ejecutivo piensa que la gente es feliz, y aspira a seguir cagando de risa a todos por unos cuatro años más, si ganan en abril.

Lo cierto es que tremendo estudio sociológico del estado de ánimo de los ecuatorianos no es para reírse, sino para ponerse a llorar. Y es que parece que en ocasiones, el Gobierno hace hasta lo imposible para que lo achaquen, aunque las respuestas de la prensa resultan muchas veces más contradictorias todavía.

¿Existe una forma real, de medir la felicidad? Hasta que punto una sensación tan particular y abstracta como ser feliz (una risa ni significa felicidad) se puede objetivizar con los números de una encuesta. ¿Si de un universo de 2000 entrevistados, las ¾ dijeron ser felices, todo el mundo lo es?

La verdad desconozco de quien fue la idea en el Gobierno de contabilizar la animosidad de nuestra sociedad, pero sería bueno recordar que la felicidad no es un estado estático en el hombre, se presenta en instantes, segundos acaso, cuando un acontecimiento particular nos permite percibir sentimientos de paz interior, bondad, ternura y amor. Ser feliz es una inconstante en el ser humano, se desarrolla en diferentes niveles en cada persona, y su origen proviene de millones de emociones y satisfacciones. Los encuestados por la Senplades, talvez en ese momento eran felices, y a lo mejor razones ajenas a las estadísticas voltearon la respuesta tan solo cinco minutos después.

Pero si bien el error gubernamental es grave, la respuesta mediática es peor. ¡Quieren medir la felicidad en signos de dólar! La relación dinero-felicidad está arraigada en el pensamiento de muchos comunicadores sobre el bienestar de la sociedad. Es retroceder a tiempos de teorías economicistas, donde según la cantidad de medidas macroeconómicas se medía el desarrollo de los pueblos. Hoy esta comprobado que el desarrollo no tiene que ver con cuánto posee la población, sino de la calidad de vida del ser humano, condición que tampoco deriva en felicidad constante. Entendido de esta forma, yo puedo tener mucha plata, satisfacer mis necesidades básicas, pero no ser feliz.

La felicidad es una posibilidad que a la mayoría de hombres le es difícil discernir durante toda su vida, pero durante dos minutos de exposición televisiva, Gobierno y medios jugaron a tener un felizómetro, cosa que sí causa risa.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Dice el dicho popular que el dinero no da la felicidad pero si ayuda. Esta es una relación incontrastable en un sistema que no garantiza nada, ni educación, ni trabajo, ni salud, ni previsión social, ni....

Negar esta relación es negar la misma realidad y con ello negar la posibilidad del cambio. El Che proponía alternativamente el trabajo voluntario, el trabajo como real forma de solidaridad y de construcción de nuevas relaciones sociales.

Los derechos de las personas a una calidad de vida mejor están directamente relacionadas con las adecuadas condiciones para mayores momentos de felicidad pero esto no se debe hacer al margen de los valores. Los gerentes hablan de APV (Administración por Valores). La colección de El Universo tiene un buen libro de acercamiento a estos temas (el de la semana pasada, si te interesa).

Hasta los empresarios saben lo que realmente hace feliz a un pueblo, ¿sabe el Sr. Gobierno? Por mi parte he muerto del coraje y de la risa.