La libertad de expresión cambia a color turbio cuando se presenta como herramienta de defensa ante la inoperancia de cierta prensa. Acostumbrados los medios, en su gran mayoría, a tener última palabra y razón sobre hechos consumados y por consumir, la reacción de la parte que genera la noticia frente a la inconsecuencia del trabajo periodístico la ubican en el plano del incultismo y no como utilización de un derecho.
Ayer, unas declaraciones de la cantante puertorriqueña Olga Tañon, volvieron a sonrojar las mejillas de la prensa “independiente” anticastrista de Miami, quienes, con la complicidad y benevolencia de los medios pro status quo alrededor del mundo, presentaron como la diva del merengue perdía los estribos, los buenos modales y las costumbres frente a la siempre santa y pura cámara de televisión.
Con total desparpajo, una periodista en la rueda de prensa indicó si la canción “Es mentiroso” de la cantante se la dedicó a Fidel Castro. Tañón, con enojo y vergüenza ajena en el rostro, tuvo una respuesta que se apego la razón lógica. Llamo estúpida a una pregunta estúpida, y se fue de la rueda de prensa.
La noticia dio vuelta al mundo en los espacios de farándula, donde como era de esperarse, se enfocaron en gravitacional el vocabulario extenso de la artista, criticando su modales frente a la cámara y utilizando el hecho como una demostración más de su ¿apego? al régimen cubano. Una vez más, la prensa independiente de Miami y sus compinches alrededor del globo, presentaron la noticia como se acomoda a su interés, valiéndose de la impertinencia de una reportera que tuvo su segundillo de fama.
Hoy amaneció la prensa y ningún esfuerzo por rescatar la esencia del altercado. Solo la reaccíon de la cantante es el tema de conversación, pero no la incontinencia verbal de la periodista, que, jugando al doble sentido, puso una “cascarita” a Tañón para conseguir lo que quería: rating. Aunque el mundo periodístico sabe que la pregunta y la intención estaba fuera de lugar, la autocrítica es nula y la complacencia enorme.
Así como el ejemplo del sur de Florida ¿en cuántas ocasiones hemos sufrido de la impertinencia de la prensa? ¿Hemos presenciado ante el televisor entrevistas con mala fe? ¿Cuestionarios que intentan hacer decir y no crear información? Rememoro la intervención de una periodista local, que en su empeño por llevar la entrevistado a lo que su guión quería, repitió una pregunta-respuesta hasta la saciedad. Era el tema de Ley de Educación Superior, y al representante de la Senplades le falto poco para tomar la actitud lógica de Tañón, pero guardo la compostura ante la dama, no la periodista.
Si bien este es un hecho aparte e internacional, da algunas muestras de la poca regulación, nula reflexión y cero autocrítica de los medios y sus contenidos. La objetividad tan laureada hace rato dio paso a los intereses económicos e ideológicos, que pautan una línea editorial sesgado desde el origen. Si la entrevista en Miami comenzó con la alusión “una pregunta sobre el dictador Castro” ya sabíamos que desenlace tendría: Parcialidad y rating como fórmula, algo que la prensa local esta utilizando hace rato, pero se sigue negando a admitir.
Ayer, unas declaraciones de la cantante puertorriqueña Olga Tañon, volvieron a sonrojar las mejillas de la prensa “independiente” anticastrista de Miami, quienes, con la complicidad y benevolencia de los medios pro status quo alrededor del mundo, presentaron como la diva del merengue perdía los estribos, los buenos modales y las costumbres frente a la siempre santa y pura cámara de televisión.
Con total desparpajo, una periodista en la rueda de prensa indicó si la canción “Es mentiroso” de la cantante se la dedicó a Fidel Castro. Tañón, con enojo y vergüenza ajena en el rostro, tuvo una respuesta que se apego la razón lógica. Llamo estúpida a una pregunta estúpida, y se fue de la rueda de prensa.
La noticia dio vuelta al mundo en los espacios de farándula, donde como era de esperarse, se enfocaron en gravitacional el vocabulario extenso de la artista, criticando su modales frente a la cámara y utilizando el hecho como una demostración más de su ¿apego? al régimen cubano. Una vez más, la prensa independiente de Miami y sus compinches alrededor del globo, presentaron la noticia como se acomoda a su interés, valiéndose de la impertinencia de una reportera que tuvo su segundillo de fama.
Hoy amaneció la prensa y ningún esfuerzo por rescatar la esencia del altercado. Solo la reaccíon de la cantante es el tema de conversación, pero no la incontinencia verbal de la periodista, que, jugando al doble sentido, puso una “cascarita” a Tañón para conseguir lo que quería: rating. Aunque el mundo periodístico sabe que la pregunta y la intención estaba fuera de lugar, la autocrítica es nula y la complacencia enorme.
Así como el ejemplo del sur de Florida ¿en cuántas ocasiones hemos sufrido de la impertinencia de la prensa? ¿Hemos presenciado ante el televisor entrevistas con mala fe? ¿Cuestionarios que intentan hacer decir y no crear información? Rememoro la intervención de una periodista local, que en su empeño por llevar la entrevistado a lo que su guión quería, repitió una pregunta-respuesta hasta la saciedad. Era el tema de Ley de Educación Superior, y al representante de la Senplades le falto poco para tomar la actitud lógica de Tañón, pero guardo la compostura ante la dama, no la periodista.
Si bien este es un hecho aparte e internacional, da algunas muestras de la poca regulación, nula reflexión y cero autocrítica de los medios y sus contenidos. La objetividad tan laureada hace rato dio paso a los intereses económicos e ideológicos, que pautan una línea editorial sesgado desde el origen. Si la entrevista en Miami comenzó con la alusión “una pregunta sobre el dictador Castro” ya sabíamos que desenlace tendría: Parcialidad y rating como fórmula, algo que la prensa local esta utilizando hace rato, pero se sigue negando a admitir.
2 comentarios:
Como siempre, muy pertinente tu observación.
ANgel
Pero no me vas a contradecir que la mujer volcàn de dominicana canta maravilloso, y esto està sobre los despretigiados fanáticos anti Castro de Miami. Yo no estoy de acuerdo con Castro y su gobierno, pero tampoco con lo que dicen los cubanos de Miami, que prefirieron huir y no quedarse , y si se fueron, usaron el escudo que USA les dio para hablar como les de la gana. Esto ya se les esta acabando. Juanes ha tocado una fibra y las teclas correctas con su acto simbolico. Ni Castro NI USA, sino la Democracia y la Paz...
Att.
Roberto
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