Un club de amigos


Debo reconocer que incitó un cierto morbo político en mí el ver la discusión en vivo y en directo de los presidentes sobre el tema de las bases en Colombia en la reunión de Unasur. No siempre es factible observar una conversación, hasta cierto punto improvisada por estar fuera de agenda, entre los máximos representantes de la democracia sudamericana, y gracias a la magia de la televisión, conocer las razones espontáneas de esos hombres y mujeres de responsabilidades enormes para sus pueblos.

Nos encontramos entonces con varias tonalidades, temperamentos y caracteres. Un Chávez acelerado y conflictivo, Correa con su acostumbrado gesto de molestia, Lula sereno y juicioso, planteó soluciones. Fernández se mostró segura y acomedida. Lugo y Evo de pocas palabras pero hablar espeso, y Bachelet que prefirió el perfil bajo y la sonrisa leve. Un manojo de personalidades distintas que intentan cuajar un club de amigos que trascienda en intereses políticos y económicos para la región, porque primero esta eso, hacerse amigos, conocerse, respetarse, entenderse y necesitarse, el resto es consecuencia de la confianza adquirida.

Justamente esa capacidad de confiar es lo que esta siendo mella en la unidad de la Unión de Naciones de Suramérica. La mayoría de mandatarios desconfía de los resultados o productos que la instalación de bases estadounidenses, o bases colombianas con personal yanqui, que es lo mismo, pueda tener en la integración de la región. A pesar de los esfuerzos de Uribe al recorrer maratónicamente los países que considera asequibles, la tela de duda no se despejó. Casi todos los presidentes apuntaron que pese a la completa soberanía de Colombia para realizar convenios binacionales con cualquier nación del mundo, este tipo de temas influyen también en la soberanía de la nación naciente del sur, y debe tratarse como un todo, como un núcleo.

¿Razones para desconfiar del compañero Uribe? Sobran. Fuera de la CAN, poca presencia mercantil con el MERCOSUR. A la otra orilla ideológica del resto de países sureños, fue el último que, a regañadientes, ingreso a formar parte de la Unasur y del Banco del Sur. Silencio total ante el derrocamiento militar de Zelaya en Honduras, y una continua guerra mediática contra Ecuador y Venezuela, son algunas de las muestras, por nombras solo unas cuantas, que lo mantienen alejado del club.

Si la tendencia socialista es mayoría en la Unasur, hay unos principios básicos que debe practicar la interior antes de consolidarse como voz fuerte de referencia mundial. Igualdad, comunidad y autogobierno. Igualdad de todos las naciones y de por si, entre todos los mandatarios, comunidad que es trabajo colectivo, hombro con hombro, en busca de soluciones a problemas comunes, y autogobierno, la capacidad de tener voz propia, sin depender de organismos externos, como símbolo de independencia y desarrollo democrático.

Las presidencias pro tempores son una muestra de la igualdad y visión horizontal de la Unasur, pero en el segundo punto, la comunidad, algo está fallando, y es justamente con el presidente que no comparte la visión progresista que el resto de mandatarios tratan de imponer en sus países. Sin la participación real de Colombia en la toma de decisiones, el tercer paso, que ya lo marcó Lula en una invitación desafiante a Obama a rendir cuenta de sus propósitos, no tendrá el peso contundene que necesita. Y es que un grupo de amigos lo puede todo, pero si son solo compañeros, cada cual tira para su molino.

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