He aguardado varios días antes de plasmar en letras lo que mi corazón transcribió como lágrimas escondidas.
La razón de ser de este blog hace un alto en sus reflexiones seudo intelectuales para dar paso al dolor del fan, y el reconocimiento al más grande: Michael Jackson.
Sí, soy un fan adolorido por la muerte del Rey del pop, y atolondrado por tanto reconocimiento, palabras, anécdotas, análisis y juicios contra la figura del fallecido cantante. Si usted vive en este planeta, la desaparición física de Jacko ha sido la única noticia de los últimos cuatro días, con todas las connotaciones trágicas, y mórbidas que la prensa puede acarrear del tema.
En una figura tan mediática como fue Michael, la premisa de que todo muerto es bueno se cumple a medias. Muchos se encargan de desmitificar la leyenda, otros se empecinan en acusarlo de pederasta ad honorem (como si hubiera sido el único con preferencias sexuales diferentes en el planeta, claro, si es que lo fue).
Como si se tratara de una divinidad, querían a un perfecto rey, un perfecto dios, que nunca haya caído en pecado y mostrado debilidad. Lo que los críticos y sabihondos nunca pudieron entender, es que su don de la genialidad no incluía una alma inmaculada. Jackson, sacrificó la vida “normal” que todo hombre desea tener por cumplir su misión encomendada: hacer un ante y un después en la música. En busca del placer de millones, vivió encerrado en la piel del artista, sea negra o blanco, desde los 4 años, y murió con ese ropaje. No tuvo tiempo para él, nunca se los dimos, no tuvo tiempo para crecer, no se lo permitimos, y ahora nos quejamos que si no fue lo que esperábamos.
Para fans como este servidor, Jackson fue más de que se le pidió. Humano y frágil como cualquiera, tuvo la voluntad necesaria para dejar sus conflictos terrenales siempre a un lado y satisfacer nuestros gulosos placeres musicales. En una vida que no es vida, pese a todo el dinero que eso significa, el muchacho de Indiana deja un legado al mundo del espectáculo que no lo superará nadie jamás.
Como hombre ni más ni menos que nadie, como artista, el mejor de todos los tiempos. La leyenda del genio musical inicia ahora, las acusaciones con el dedo al hombre lleno de defectos continuará en boca de los desabridos. No importa, a la gente se la recuerda por su huella en el mundo, y Jackson se ganó con creces el título del rey. No habrá otro como él, y quienes tuvimos la suerte de disfrutar de su música y baile en vida, estamos agradecidos de eso.
Hasta siempre Michael!!!
La razón de ser de este blog hace un alto en sus reflexiones seudo intelectuales para dar paso al dolor del fan, y el reconocimiento al más grande: Michael Jackson.
Sí, soy un fan adolorido por la muerte del Rey del pop, y atolondrado por tanto reconocimiento, palabras, anécdotas, análisis y juicios contra la figura del fallecido cantante. Si usted vive en este planeta, la desaparición física de Jacko ha sido la única noticia de los últimos cuatro días, con todas las connotaciones trágicas, y mórbidas que la prensa puede acarrear del tema.
En una figura tan mediática como fue Michael, la premisa de que todo muerto es bueno se cumple a medias. Muchos se encargan de desmitificar la leyenda, otros se empecinan en acusarlo de pederasta ad honorem (como si hubiera sido el único con preferencias sexuales diferentes en el planeta, claro, si es que lo fue).
Como si se tratara de una divinidad, querían a un perfecto rey, un perfecto dios, que nunca haya caído en pecado y mostrado debilidad. Lo que los críticos y sabihondos nunca pudieron entender, es que su don de la genialidad no incluía una alma inmaculada. Jackson, sacrificó la vida “normal” que todo hombre desea tener por cumplir su misión encomendada: hacer un ante y un después en la música. En busca del placer de millones, vivió encerrado en la piel del artista, sea negra o blanco, desde los 4 años, y murió con ese ropaje. No tuvo tiempo para él, nunca se los dimos, no tuvo tiempo para crecer, no se lo permitimos, y ahora nos quejamos que si no fue lo que esperábamos.
Para fans como este servidor, Jackson fue más de que se le pidió. Humano y frágil como cualquiera, tuvo la voluntad necesaria para dejar sus conflictos terrenales siempre a un lado y satisfacer nuestros gulosos placeres musicales. En una vida que no es vida, pese a todo el dinero que eso significa, el muchacho de Indiana deja un legado al mundo del espectáculo que no lo superará nadie jamás.
Como hombre ni más ni menos que nadie, como artista, el mejor de todos los tiempos. La leyenda del genio musical inicia ahora, las acusaciones con el dedo al hombre lleno de defectos continuará en boca de los desabridos. No importa, a la gente se la recuerda por su huella en el mundo, y Jackson se ganó con creces el título del rey. No habrá otro como él, y quienes tuvimos la suerte de disfrutar de su música y baile en vida, estamos agradecidos de eso.
Hasta siempre Michael!!!
1 comentarios:
Palabras muy ciertas las tuyas, será muy difícil superar a una gran estrella como lo fue Michael Jackson. Qué pena que cierta prensa irrespetuosa y amarillista siga publicando aún hoy rumores y acusaciones nunca probadas sobre él, haciendo creer a mucha gente que son ciertas. Todo un abuso de la libertad de expresión.
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